Sin lugar a dudas la influencia británica ha sido un factor decisivo en las numerosas revoluciones sufridas en el interior de la sociedad india.
El sistema educativo introducido por Gran Bretaña causó un impacto de grandes alcances en el sentido de fomentar la educación secundaria a través del idioma inglés. La nueva educación, constituyó un esfuerzo único realizado por un gobierno poderoso por algo más de un siglo, para educar a las clases elevadas de la sociedad, herederas de una civilización que respondía a una religión y a un orden social muy diferente. La utilización del inglés, constituía por sí mismo el vehículo y el instrumento de una cultura dinámica. La clase más educada pudo formarse en el espíritu crítico, modernizó el idioma e introdujo las ciencias modernas. La penetración cultural británica, no obstante, no derribó el hinduismo ni tampoco su sociedad, por el contrario, contribuyó a que esta se enriqueciera y reformara sobre bases modernas.
La singular importancia del idioma inglés es que éste proporcionó una herramienta común para la consolidación del pensamiento. En tiempos anteriores a los musulmanes, el sánscrito era el idioma transmisor del pensamiento en la India, pero este saber se limitaba a un grupo muy reducido. El idioma inglés posibilitó una reforma a escala nacional. Es muy significativo que numerosas obras que cambiaron el pensamiento hindú estuvieran escritas en inglés. También numerosas obras clásicas fueron traducidas del sánscrito al inglés. El mismo Gandhi había reconocido haber leído por primera vez los versos de Gita a través de la traducción inglesa de Edwin Arnold, "El canto celestial".
Por otra parte, occidente contribuyó a la tarea de reconstrucción histórica de oriente. Aun cuando los hindúes no habían desarrollado literatura histórica, sus emperadores y reyes habían cuidado escribir en piedra la historia de sus hazañas. El gobierno de la India emprendió un estudio sistemático de las inscripciones y monumentos epigráficos, lo que permitió reconstruir la historia india más allá de la invasión musulmana. Este interés por el pasado histórico es una indiscutible consecuencia de la influencia occidental. Al llegar la primera década del siglo XX, el pueblo hindú era un orgullo para los hindúes. El sentimiento nacionalista, portador del deseo de emancipación es, paradójicamente, una consecuencia del legado imperial.
Es necesario señalar también la importancia del ferrocarril introducido por Gran Bretaña. Este medio de transporte, digno representante del espíritu occidental, acortó distancias y problemas de comunicación entre la diferentes regiones del país. Al analizar la historia del ferrocarril en la India, se pone en evidencia que éste estaba en íntima relación con los intereses británicos, pero es innegable también que jugaría un papel decisivo durante el proceso de independencia, pensemos pues en los famosos viajes de Gandhi en "tercera clase" o en el éxodo que prosiguió a la división de la India, cuando los trenes fueron testigos de horribles matanzas.
Para comprender la magnitud del ferrocarril indio es necesario recordar que en 1852, avanzar por la India desde el Ganges al Banaras (hoy Varanase) exigía utilizar buques, caballos y piernas. La heroica travesía se realizaba durante la noche a causa del calor de la región. El viaje duraba tres meses. Cuarenta y seis meses más tarde, el mismo trayecto duraba solo tres días.
La India regresó en el siglo XX con una extensiva e interconectada red de líneas ferroviarias. La electrificación del sistema se realizaría en 1920.
Es cierto que las habilidades técnicas en términos de recursos humanos, en un primer momento proveían de Inglaterra, pero al tiempo, numerosos ingenieros hindues comenzaron a ser parte del proyecto. En los años ochenta, los ferrocarriles indios transportan casi cuatrocientos mil millones de pasajeros y doscientos setenta millones de fletes sobre una red de 38.000 millas. La industria india es hoy capaz de producir sus propios ferrocarriles e incluso exportar.